
Cultura para la Paz
cualidades de observación interna in-duciéndonos
a errores de concepción
y a juicios equivocados sobre temas
aparentemente fáciles de comprender
y de ser asimilados. De ahí se derivan
también los conocidos impedimentos
para la perfecta visión espiritual del
hombre:
a. MAYA. Deformación de los án-gulos
de visión o de incidencia
cósmica sobre nuestros sentidos
de percepción física, los cuales
llevan a grandes defectos de
perspectiva. Es la raíz del karma
humano.
b. ESPEJISMO. Es la deformación
de los ángulos de incidencia cós-mica
sobre nuestra naturaleza
emocional, induciendo a gran-des
errores de interpretación de
los fenómenos psíquicos y del
comportamiento social de los
hombres. Tiene su contraparte
física en la deformación o refrac-ción
de los ángulos de visión,
tal como pueden ser apreciados
cuando observamos un objeto
sumergido en un vaso de cristal
lleno de agua.
c. ILUSIÓN. Se trata de una de-formación
de los ángulos de in-cidencia
cósmica sobre nuestra
mente llevándola a emitir juicios
equivocados sobre las cosas, los
hechos y las personas. Se tra-ta
de un fenómeno de refracción
de los sentidos internos, del cual
no se libran siquiera los grandes
pensadores y discípulos mun-diales.
Solo en la tercera gran
Iniciación planetaria, cuando la
vista interna del iniciado se pro-yecta
desde dentro hacia fuera,
desde el centro místico del co-razón,
al centro de la conducta
humana es corregido, psicológi-camente
hablando, todo efecto
o fenómeno de refracción plane-taria
sobre los vehículos del Ini-ciado...
La visión tanto interna
como externa es entonces co-rrecta.
Se nos dice ocultamente que durante
el curso sereno de la evolución plane-taria,
cuando nuestro Logos planetario
haya recibido una elevada iniciación
Cósmica, el eje de la Tierra adopta-rá
una perpendicular perfecta sobre
el plano de la Eclíptica y serán corre-gidos
entonces todos los errores pro-ducidos
en los vehículos perceptivos
de los seres humanos por efecto de la
oblicuidad con que son recibidos en la
Tierra los rayos solares y las líneas de
fuerza gravitatoria procedente de no
importa qué astro del Universo. Hay,
por tanto, una gran relación plane-
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