Charla "Cultura para la Paz"

Al respecto de esta Charla-Coloquio, transcribimos una parte de la misma en la Memoria de Actividades. Como mencionamos a lo largo de la Memoria, nuestras actividades se fundamentan en el Programa Cultura para la Paz.

Buenos días, tenemos aquí, para que la veáis todos la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El tema que nos concierne hoy es la Cultura de la Paz.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos hace muchos años que está de luto por los gobiernos que firmaron esta Declaración y que no la cumplen. Esta parte me hace pensar en ponerme un lazo negro, y un lazo azul que también me pondría para decir que la Declaración está secuestrada.

Es una lástima que esta Declaración Universal no se cumpliera en todo el mundo porque, el gran problema que hay es que, de seria tiene mucho, pero la práctica es otra cuestión.

La charla-coloquio de hoy será la última de este ciclo, de este año, y comenzaremos a trabajar de distintas maneras para simpatizantes y socios y público en general supongo que a partir del mes de septiembre.

El título de la charla surge de la programación anual que Espacio de Formación Integral tiene, y que pensamos trabajarla mucho a nivel de otras organizaciones que están trabajando para que día a día, con el esfuerzo y la tenacidad que nos corresponde a las personas que deseamos la Paz, sea un hecho. Esto, por supuesto, no será para mañana, pero sí que tendremos que crear poco a poco una concienciación de lo que significa la Paz y la Cultura, la Paz y las actividades del ser humano.

En primer lugar, les leeré unos apuntes para que todos nos centremos en el desarrollo puntual del tema. Dice así:

No puede haber Paz si no existen cultura en los hombres. Es decir, iremos desarrollando lo que es cultura y lo que no es cultura. Porque, claro, hablar de cultura, tendremos que adentrarnos en algo más profundo de lo que muchas personas entienden por cultura. Cuando hablamos de cultura, tenemos que hacerlo con la máxima expresión de la comprensión y respeto, tolerancia hacia todos los seres humanos. Pues los hombres y las mujeres; (cuando hablo de hombres no discrimino el sexo) que están englobados dentro de esta situación de cultura, en muchas ocasiones no se dan cuenta que la cultura tiene que ser integradora, es decir, que vuelva el sentido de todo lo que vivimos. Por otro lado, vemos que muchas veces la cultura es desintegradora, egoísta y malévola. La cultura, yo la definiría como un ejercicio de perfeccionamiento, de fraternal entendimiento entre todas las razas, entre todos los habitantes del Planeta, con el más profundo respeto hacia todas las cosas que nos rodean. Saber es obrar en pro de lo bueno, de lo sencillo y del ser humano. Nada hay más bello en la cultura que la manifestación explícita que nos lleve al entendimiento entre todos los seres humanos. Debemos de pensar y actuar en una cultura integradora y dinámica que nos sirva para acercarnos más a la vida real y práctica en el cotidiano vivir. Para no formar clanes, clases de un privilegio en detrimento de otros seres humanos que no han podido tener esos conocimientos, pero que tienen una cultura del corazón y de la sencillez.

Al hablar de cultura de esta manera es un reto. No es descalificar en ningún momento el que hayan personas cultas o académicos cultos, pero, que su cultura, o que los clanes de la cultura desde EGB hasta las Universidades sea en detrimento de pingües beneficios hacia derroteros que no ennoblecen al ser humano. Podemos tener personas inmensamente cultas, pero ¿para qué sirve esa cultura sí, en realidad no la están usando para que el ser humano empiece a reconocerse a sí mismo como tal ser humano? ¿Qué esperamos de la actual cultura? Es una pregunta que hago. ¿Podemos ser cultos y respetuosos? Serían dos cuestiones, es decir, el ser cultos y respetuosos hacia todos los demás tendría que ser la premisa que nos llevara a comprender una serie de problemáticas humanas, que las tenemos en este país, y en cualquier país del mundo. Es decir, tradiciones y culturas que, a veces, lo que hacen es envilecer las situaciones sociales, económicas, políticas, etc.

Cuando hablamos en estos términos de cultura, con todos los respetos siempre, a incluso aquellas personas que siendo cultas o académicas no están cumpliendo con el deber único que es que el ser humano tenga en esa cultura la expansión de todo su ser, de todas sus costumbres, de todas sus lenguas, de todas sus cosas que están por doquier.

Si no hay cultura, como decía en el encabezamiento, no puede haber Paz. La Paz o la guerra anidan en las mentes de los seres humanos. La Paz tiene que anidar en el fondo del corazón de cada ser humano. Pero, para ello, nos tendríamos que preparar en ese plan de cultura, en una cultura integradora, una cultura que no discriminase en absoluto al ser humano. Y, tenemos, por desgracia que, en muchas ocasiones, los pares de culturas lo que hacen es desintegrar. Es decir, no crean el clima adecuado para que los seres humanos con menos posibilidades de tener esa cultura, que no viéramos los escalones que existen entre unos y otros. Porque muchas personas pueden ser cultas, pero no académicas. Muchas personas pueden ser cultas, y tienen, lo que se diría, la cultura del cotidiano vivir. La cultura del cotidiano vivir, para mí, es el máximo respeto que nos merecemos los unos a los otros. Si existe ese respeto, por supuesto, estaremos contribuyendo a que el clima de Paz en todo el mundo sea otro. Hay dos premisas importantes en la cultura y en la Paz, y son, que el ser humano, a medida que vamos avanzando decimos: yo soy pacifista, yo soy progre… Pero es que acaso, en muchas ocasiones no nos damos cuenta que estamos “enguerrados” con nuestros semejantes, con nuestra familia, con nuestras ideas, no respetamos a los otros; es una dinámica humana. Y la Paz tiene que anidar en las personas a través de la no-agresión a nadie, pero también esa cultura y esa Paz al ser dinámicas tienen que tener una constante de que el ser humano tenga que estar concienciado de que a veces la guerra no solamente la ejecutan las ametralladoras, los cañones, las políticas de los gobiernos, sino la pasividad y la indiferencia de cualquiera de nosotros. Es decir, tenemos que tomar parte activa, tanto en la cultura como en la Paz. Nos daña el que el ser humano hace más daño a aquellos que quieren la guerra o aquellos que quieren la agresión, en contrapartida cuando, una persona se presenta tolerante y dialogante ante cualquiera; eso desmonta la agresividad de los otros. Al igual que aumenta la agresividad nuestros pensamientos, nuestra manera de ser y nuestras costumbres, eso aumenta nuestra agresividad, aunque no nos demos cuenta, porque muchas veces somos copartícipes en la sociedad, de ciertas cosas, de ciertas actitudes; decimos, “es igual, ya lo arreglarán, esto se solucionará”; sí, se solucionará, pero en tanto en cuanto cada uno de nosotros tomemos conciencia de que somos artífices y partícipes de esa Paz. Para que halla Paz tendrá que haber compromiso. Compromiso social, compromiso intelectual, compromiso psicológico, compromiso de actitudes.

La mejor manera de servir a la Paz será ese compromiso, el cual hemos estado desarrollando. Muchos hombres y mujeres luchan hoy para alcanzar la Paz, el bienestar social, la negociación, su expresión, la libertad, el pensamiento, la manera de ser y vivir más dignamente, con menos sufrimientos, pues es mucho el dolor físico y psicológico que practican los pueblos y las naciones en detrimento de no sé qué ideas, de fanatismos incontrolados, de dolor, de razas, de sexos, de intereses descarados, todos ellos en beneficio de muy pocos, y el sufrimiento de muchas otras personas. Porque no solamente el sufrimiento es un sufrimiento en las personas que no tienen lo más mínimo para llevarse a la boca, el sustento; sino que ese sufrimiento a veces es un sufrimiento enfocado psicológicamente en nosotros. Nosotros muchas veces tenemos problemas psicológicos, lo que diríamos una depresión, lo que diríamos una enemistad en nuestra pareja, en nuestros más inmediatos familiares o en nuestros más inmediatos vecinos, y, entonces, creamos un sufrimiento, sufrimiento a consecuencia de la intolerancia que tenemos a veces por los demás. Tenemos que vivir y dejar vivir. Tenemos que ser respetuosos, la base fundamental de la expresión de la Paz tiene que ser la tolerancia entre unos y otros. El diálogo, porque a través del diálogo podemos llegar a algo muy fundamental, el diálogo es la mayor distensión que puede ocurrir en la sociedad, por eso los diplomáticos muchas veces hacen la guerra o hacen la Paz con arreglo al sentido del buen hacer como diplomáticos. Pues quizás nosotros también tendríamos que ser muchas veces diplomáticos. Frenar nuestros determinados impulsos de agresividad, porque la agresividad a veces se da sin darnos cuenta. Somos agresivos, no solamente de acción, sino de pensamiento. Y el pensamiento forma, podríamos decir, una forma de agresión que no vemos pero que está ahí. Por lo tanto, tendremos que ir revisándonos nuestra cultura, la cultura personal, no la cultura académica. Esa cultura del cotidiano vivir es algo que está por encima muchas veces de métodos, de análisis, de ataduras.

La cultura tendría que ser algo que desde la infancia el ser humano estuviéramos continuamente alerta para crear unas formas de vida, podríamos decir, más práctica, porque en la cultura, por ejemplo, en el reino mineral o en el reino vegetal no existe la agresividad, existe la agresividad en las mentes perturbadas y malévolas de los seres humanos, y a partir de ahí, se va creando una forma, la cual da lugar a los determinados conflictos mundiales.

Yo creo que la mejor reflexión que podemos hacer es que pensemos cada uno de nosotros como pensemos, pero que, al ser tolerantes, al estar hoy en el diálogo, entendamos que no tenemos el porqué ser agresivos, para poder decir cualquier cosa. Tiene que existir una plena libertad en los seres humanos sin que haya agresividad. Hay una cuestión que dicha como voy a decirla ahora puede ser que cree algo que no lleguemos a comprender. Dice: A muchas personas les disgusta la palabra disciplina, es decir, dentro de la cultura tendremos que ir a las raíces de las palabras y del significado y del sentido como las digamos. Creo que esta palabra significa por su raíz latina no disciplina: aprender. Es decir, si traducimos del latín la palabra disciplina, nos lleva a decir que es aprender. Pero, hemos interpretado muchas veces, muchas palabras, muchas actitudes sin conocimiento de causa, es decir, no es que el ser humano tenga que ser un disciplinado fanático, tendrá que ser un disciplinado en cuanto a que esta palabra nos lleve a aprender y, ¿cuántas cosas tenemos que aprender? Yo me pregunto muchas veces, si es que cada día sé menos… si es que vivo en un vacío en el entorno de una sociedad que intenta llevarme de la mano, ¿es que acaso nosotros carecemos de personalidad para discernir lo que está bien de lo que está mal? Sería una cultura interesantísima… Aprender a servir, aprender a ser cultos, aprender a vivir, aprender sin agresión, y aprender la cultura de la Paz. Esta sería la definición de esta palabra, aprender, que entra dentro de los campos de la cultura universal, de la cultura de la comprensión y de la cultura del bien hacer de los seres humanos. Muchas veces nos preguntaremos ¿por qué existe tal conflicto en esta o en la otra parte del Planeta? Y decimos, no hay derecho a que ocurra eso… Pero muchas veces nosotros, sin darnos cuenta, hemos sido copartícipes de una sociedad que nos ha guiado como marionetas a que hiciéramos unas u otras cosas…

Cuando hay personalidad en el ser humano, sabrá cuando la cosa la tiene que hacer, la tiene que rizar, o no la tiene que rizar. Pero, nos dejamos invadir en nuestras mentes a través de un bombardeo psicológico de cantidad de situaciones que a veces nos desbordan y decimos: si otra persona hace esto, ¿por qué no lo tengo que hacer yo? Pero, a partir de que empecemos a reflexionar en cada uno de nosotros sobre nuestro cotidiano vivir, no hace falta irse a otro país, no hace falta irse fuera de casa, en nuestra propias casas existen conflictos continuos, conflictos de crispación, conflictos entre los padres y los hijos, conflictos que a veces no se solucionan por nuestra intolerancia e intransigencia, y, por supuesto, muchas veces queremos imponer nuestras particulares ideas que están a veces distanciadas de una situación determinada. Creo que es el momento de que, a través de esta serie de coloquios, aquí y en muchos otros lugares del mundo, empecemos a ver que la Paz es posible en tanto en cuanto nosotros seamos copartícipes de ella. Hay algo muy significativo en la sociedad y en los seres humanos de dentro de la buena voluntad, y dentro de ese querer hacer las cosas de una manera diferente y que la avalancha de las circunstancias o situaciones planetarias no se nos escapen de la mano. Es el espíritu de muchas personas de buena voluntad en el mundo y de muchas organizaciones, que están pesando mucho respecto a esa cultura de agresión de los determinados gobiernos. Hay muchas organizaciones que no es que tengan que luchar con los cañones, se puede luchar de una manera dialogante, como estamos haciendo nosotros. Es decir, existe una voluntad de superación de todas estas agresiones.

Claro, la agresión es algo que hace más ruido que la concienciación de la cultura de la Paz. Nos invitan continuamente, nos mandan ráfagas de agresividad, de negatividad y de muchas cosas… Pero, casi nunca, o muy poco, nos ponen a la manifestación psicológica el que hay muchas personas interesadas en esta Paz. Es la única manera de que la sociedad podamos convivir como personas civilizadas. Vendrá el momento, quizás no lo conozcamos, pero yo si que tengo esa esperanza, de que la sociedad se planteará muy crudamente que las situaciones sociales, políticas de cualquier país, no pueden continuar por los derroteros que desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy están ocurriendo.

Se rompió un esquema psicológico desde la Segunda Guerra Mundial a ahora. Hay menos agresividad ahora que hubo de antaño. Pero es porque muchas personas interesadas han usado de su buen hacer, de su capacidad intelectual, de su podríamos decir de su estado de receptividad hacia todos aquellos seres, entre esos seres estamos nosotros…

Y no hay otro camino para alcanzar la Paz que cada uno de nosotras y nosotros tengamos ese compromiso de no crear conflictos. Porque la guerra psicológica es peor que la guerra de los cañones. Yo recuerdo hace unos 30 años, decía que la Tercera Guerra Mundial no era una guerra de cañones sino una guerra de psicología. Una guerra de psicología es lo que está pasando la sociedad. La economía, desde la caída del Muro de Berlín. La mayoría de los problemas que están existiendo en la humanidad son de carácter económico y social, que están desvirtuando unos pocos, en detrimento de unos muchos, una situación que no la van a ganar porque hay una gran parte de la sociedad interesada en que la Paz sea un hecho concreto y cotidiano en cada uno. Si alguno de nosotros, nos encontramos en esa situación de agresividad, tengamos en cuenta que hemos cogido el camino equivocado.

El camino de la agresividad y de la violencia trae consigo más agresividad y más violencia. Cada uno en particular con sus problemas, como las naciones que hoy están en continua pugna, por no sé qué cosas… por el fanatismo, por el integrismo, por un trozo de tierra, por unos pozos petrolíferos están sacrificando concienzudamente al 90% de esas poblaciones. Por lo tanto, creo que vale la pena el que se haga una reflexión en cada ser humano, la reflexión, cada uno se la tiene que hacer sin que nadie le diga cómo tiene que actuar. Cada uno sabemos cuando actuamos correcta o incorrectamente.

Dice así: la belleza del espíritu desea la tolerancia y la convivencia. Que cosa más grande que esa belleza individual y colectiva de los seres humanos. Esa belleza de querer vivir armoniosamente, como están viviendo armoniosamente los determinados reinos. ¿O es que acaso nosotros como seres humanos pertenecientes a esos reinos somos los únicos capaces de crear intolerancia? Tendríamos que pensarlo eso mucho.

He considerado hacer un resumen muy corto, un resumen poético muy cortito, precisamente lo he dedicado a esta charla, y dice lo siguiente:

¿CULTURA PARA LA PAZ?

Toda cultura es comunicación, es vida nacida del corazón, es belleza y acción, amor y perfección.

Cultura es relación, servicio y creación estética de la vida del hombre en su función.

Cultura para la Paz, movimiento solidario de los seres en el Universo que no quieren la violencia.

Paz es un bien que se debe compartir, sin Paz los seres humanos lloran, la PAZ es una ley natural. Paz y cultura, tesoro de la vida.

No existe paz si hay hambre si no hay tolerancia, sin respeto y libertad no puede haber PAZ.

Cultura y Paz, pan para todos, respeto y comprensión, convivencia y equilibrio, felicidad y alegría.

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